CODIGO: 33C024

Director: Heguilein, Rubén
Investigadores: Golman, Ludmila / Rossi, Adolfo / Muñóz, Sebastián Julio Alfredo / Strada Sáenz, Gerardo 
Adscriptos: Sanpedro, Denisa Chantal / González Ferreira, Ana María / Maserati, Telma
Estudiante: Lencina, Jorge Augusto  

El objetivo del proyecto es contribuir al análisis sobre el alcance, naturaleza y puntos de fricción en la actuación de los EEUU, Rusia y China en América Latina. Reconociendo que esta pugna se reproduce también en otras áreas de interés estratégico a nivel global para los Estados Unidos, pero tomando en consideración que este proyecto se enfoca "en su patio trasero", entendemos que el estudio de los aspectos señalados proveerá un conjunto de adecuaciones de políticas significativas que no pueden hallarse en otros lugares. Recientemente se apunta a la retirada estratégica de Estados Unidos del Golfo Pérsico fundando este movimiento o repliegue en una redifinición en el plano de la Grand Strategy de la cuestión de la seguridad energética (Yetiv:2008). En los análisis más tradicionales de la relaciones interamericanas, como las que desarrolladas por más de cuatro décadas Abraham Lowenthal, se instituye que gran parte del problema de la definición de la relación bilateral de los Estados Unidos con los países de América latina está determinada por la naturaleza "inter-mestica" de la agenda ofrecida a la región (Putnam:1997). China y Rusia han firmado tratados de asociación estratégica con casi la mitad de los estados de la región. Son fuertes inversores en el area de infraestructura. Rusia es el segundo proveedor de la industria petrolera latinoamericana y China el principal inversor en el area de upstream, ambos son detentan status de observadores en la Organización de Estados Americanos y en 2009 China se convirtió en miembro del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Compiten en la región en asistencia técnica para desarrollo satelital, sus principales clientes son Argentina y Brasil. En este proyecto nos preguntamos si es posible afirmar a futuro que América Latina puede ser todavía considerada solo espacio de proyección de agenda doméstica o bien, definitivamente la presencia de estos actores extrarregionales requerirá una visión que integre el plano de lo estratégico a las relaciones de Estados Unidos con sus vecinos.