Viernes 14 Marzo 2025

Los nuevos pilares del desarrollo chino: innovación, civilización ecológica y prosperidad común

Lic. Sebastián Schulz

El exponencial crecimiento económico experimentado por la República Popular China en los últimos cuarenta años generó como contraparte importantes externalidades negativas. El elevado y progresivo deterioro ambiental, la creciente desigualdad en la distribución del ingreso, la disparidad en el desarrollo intrarregional y la fuerte brecha de crecimiento y bienestar entre el sector urbano y rural son algunas de las preocupaciones de las que tomó nota la generación del Partido Comunista de China (PCCh) que llegó al gobierno con Xi Jinping.

Si bien con Hu Jintao se inauguró un nuevo vocabulario que manifestaba una mayor preocupación por los temas sociales, políticos y ambientales, fue Xi Jinping quien propuso definitivamente reemplazar el modelo de desarrollo basado en el crecimiento del PBI como principio rector, señalando que China debía pasar de una etapa de rápido crecimiento a una etapa de desarrollo de alta calidad.

Xi Jinping expuso condicionantes internos y externos que obligaban a China a redefinir su concepto de desarrollo, ente ellos los “cambios en el ambiente político y económico global, el aumento de la desglobalización y de los actos de unilateralismo y de proteccionismo de cierto país”, en clara alusión a los Estados Unidos . Es a partir de esta situación que Xi instó a impulsar un “nuevo concepto de desarrollo” (新发展理念, xīn fāzhǎn lǐniàn), definido como un “sistema teórico sistemático, que responde a una serie de preguntas teóricas y prácticas sobre el propósito, la motivación, el modo y el camino del desarrollo” del pueblo chino .

El nuevo concepto de desarrollo consta de cinco pilares: innovación, coordinación, desarrollo verde, apertura y desarrollo compartido. Según Xi Jinping, la innovación es la primera fuerza motriz del desarrollo, la coordinación es característica endógena, el desarrollo verde es forma universal, la apertura es el único camino y el compartir es el propósito fundamental del desarrollo.

La innovación es señalada como el vector del desarrollo, y todo el trabajo del Partido y de la sociedad china deben estar enfocados en ella. A su vez, la innovación es entendida en cuatro grandes dimensiones que deben ser promovidas: la innovación teórica, la innovación institucional, la innovación científica y tecnológica y la innovación cultural.

La política de desarrollo tecnológico de China fue explicitada en el Plan Made in China 2025, publicado en marzo de 2015, y que estableció diez sectores prioritarios: equipamiento eléctrico, tecnologías de la información, maquinaria agrícola, equipamiento aeroespacial, nuevos materiales, equipamiento ferroviario, ahorro energético y vehículos de nuevas energías, ingeniería de equipamiento marítimo y barcos de tecnología avanzada, equipamiento médico, herramientas de control numérico y robótica. El desarrollo y despliegue de la red de quinta generación (5G), necesaria para la carrera por la inteligencia artificial y el internet de las cosas, está en esta misma clave. El plan Made in China 2025 supone el primer paso dentro de un programa global de treinta años de duración a desarrollarse en tres fases: reducir las diferencias con otros países (2025), fortalecer la posición (2035) y liderar en innovación (2045).

La estrategia tecnológica de China ha sido presentada como una pieza central en su discurso oficial, reflejando su aspiración de convertirse en una potencia innovadora global. En este sentido, la narrativa china sobre el desarrollo tecnológico no solo comunica avances y estrategias, sino que también estructura una visión del mundo en la que la innovación es un pilar del ascenso nacional. Documentos clave como el informe del XX Congreso del Partido Comunista de China (2022) y el Libro Blanco "China y el mundo en la nueva era" (2019) enfatizan la idea de que "el mundo de hoy está experimentando un nivel de cambio profundo que no se ha visto en cien años". Este diagnóstico se inscribe en lo que Cox (1981) denomina "poder estructural", en el cual los Estados no solo compiten materialmente, sino también en la construcción de significados que configuran el orden global.

Uno de los elementos clave en la estrategia tecnológica de China es su énfasis en la autosuficiencia. Al respecto, Xi Jinping ha señalado que la innovación científica y tecnológica es "el alma del progreso de una nación" y "la fuente inagotable para la prosperidad y el desarrollo" . China, en su esfuerzo por convertirse en un actor líder en la economía del conocimiento, ha enfatizado la necesidad de combinar la innovación con sus propias tradiciones culturales y necesidades nacionales. En este marco, la disputa por delimitar y encabezar los estándares tecnológicos se vuelve central en la estrategia científico-tecnológica china.

El desarrollo coordinado hace referencia a la necesidad de resolver los desequilibrios regionales en el desarrollo. A su vez, el gobierno chino afirmó que el desarrollo coordinado no significa igualitarismo, sino que presta más atención a propiciar oportunidades de desarrollo equitativas y a una asignación equilibrada de recursos.

El desarrollo verde se propone como principal objetivo el de promover la armonía entre el ser humano y la naturaleza. Desde el gobierno chino se enfatiza que el desarrollo humano debe estar en armonía con la naturaleza, adaptándose a sus ritmos y protegiéndola. De lo contrario, advierten, las consecuencias negativas del daño ambiental serán inevitables.

China ha concebido el cambio climático como una cuestión estrechamente ligada al desarrollo, priorizando su crecimiento económico antes que asumir compromisos estrictos en mitigación ambiental . Como señala Zhao , el gobierno chino argumenta que su responsabilidad principal es mejorar las condiciones de vida de su población, alineándose con la noción de que los países del Sur Global deben enfocarse primero en su desarrollo antes de priorizar políticas climáticas. Esta postura se basa en tres pilares: 1) el crecimiento económico es clave para la estabilidad política y la erradicación de la pobreza ; 2) muchas industrias contaminantes generan empleo y restringirlas bruscamente afectaría el bienestar social; 3) la política climática china está integrada en su estrategia de desarrollo nacional, vinculada al objetivo de construir una sociedad próspera. No obstante, a partir de 2009, y ante crecientes críticas sobre sus emisiones y la transparencia de sus datos, China comenzó a proyectar la imagen de una "potencia responsable" , reconociendo que el cambio climático podría amenazar su estabilidad económica y social.

Por otro lado, China comenzó a verse afectada por desastres naturales y eventos climáticos adversos, que podrían intensificarse generando derretimiento de glaciares, pérdida en la producción agrícola, creciente número de sequías, tormentas, inundaciones y desastres naturales causados por el clima extremo y aumento del nivel del mar. Es en este marco que se habría producido un cambio en la percepción sobre el cambio climático por parte de la dirigencia china, en tanto los efectos negativos del mismo podrían comenzar a afectar no solo el crecimiento económico del país sino incluso atentar contra la estabilidad y la armonía social.

Por otra parte, algunos informes comenzaron a señalar que el cambio del patrón de desarrollo no sólo podía reducir en gran medida el costo de la descarbonización, sino que también le ayudaría a lograr un crecimiento de alta calidad. Por otra parte, Xi Jinping afirmó también que la construcción de una civilización ecológica está ligada directamente con la felicidad del pueblo. En este sentido, el presidente chino llamó a alentar la protección del medio ambiente bajo la consigna "las aguas lúcidas y las montañas exuberantes son bienes invaluables", utilizando una estrategia holística que incluya conservar las montañas, ríos, bosques, tierras agrícolas, lagos y pastizales, a la vez que se fortalece el control de la contaminación del aire, el agua y el suelo . En este marco, el gobierno chino anunció el plan de acción para llegar al pico de emisiones de carbono antes de 2030, promoviendo un desarrollo basado en el uso eficiente de recursos, la protección del entorno ecológico y el control efectivo de las emisiones de gases de efecto invernadero.

El desarrollo abierto, en tanto, hace referencia a las interacciones entre China y el mundo, partiendo de la afirmación de que la actual situación internacional y la situación interna de China son muy diferentes a las del pasado reciente.

En este contexto, el gobierno chino señaló que el equilibrio de poder internacional está experimentando cambios sin precedentes. La formación de un nuevo orden político y económico internacional todavía tiene un largo camino por recorrer, la economía mundial ha emergido gradualmente de la sombra de la crisis financiera internacional, pero aún no ha encontrado un nuevo motor para una recuperación total. En este marco, el peso de China en la economía mundial y la gobernanza mundial ha aumentado rápidamente, pero el problema de una economía grande pero no fuerte persiste.

En el marco de la apertura económica, uno de los pilares impulsados por el gobierno de China es la Iniciativa de la Franja y la Ruta, mediante la cual el país pretende consolidar un nuevo modelo de relaciones internacionales sustentado en el beneficio mutuo, la ganancia compartida, la inclusión y la cooperación multidimensional. El desarrollo compartido, finalmente, enfatiza la promoción de la equidad social y la justicia.

El desarrollo compartido es indicado como uno de los objetivos fundamentales del nuevo concepto de desarrollo, en tanto “compartir es el requisito esencial del socialismo con características chinas”.

El nuevo concepto de desarrollo recupera la concepción pueblocentrista de Xi Jinping, es decir, que las personas son el núcleo sobre el que se sustentan las políticas del gobierno de China. La visión del desarrollo centrada en las personas, señala el pensamiento chino, “encarna el materialismo histórico” que concibe que “las personas son la fuerza fundamental para promover el desarrollo” o, como lo señaló el propio Xi Jinping, “el pueblo es la fuerza impulsora de la creación de la historia.

Xi Jinping afirmó que, después de haber entrado en una nueva etapa de desarrollo, China debe prestar mayor atención a la búsqueda de la prosperidad común.

El concepto de "prosperidad común" ha sido central en la política china desde 1953, cuando Mao Zedong lo introdujo para promover la eliminación de las desigualdades de clase y la redistribución de la riqueza. Posteriormente, Deng Xiaoping lo retomó, proponiendo un desarrollo escalonado que comenzara con Zonas Económicas Especiales y se extendiera al resto del país. Bajo el liderazgo de Xi Jinping, la "prosperidad común" ha cobrado un protagonismo renovado, convirtiéndose en una prioridad nacional desde 2021, con el objetivo de reducir las desigualdades y garantizar una distribución más equitativa de los beneficios económicos. Este enfoque tiene raíces en la filosofía confuciana, que enfatiza la armonía y el bienestar colectivo. Confucio promovía principios de virtud y moralidad, destacando la benevolencia y el deber hacia los demás, mientras que Mencio atribuía a los gobernantes la responsabilidad de satisfacer las necesidades básicas del pueblo, asegurando bienestar material y equidad. La "prosperidad común", en este sentido, es vista como un camino hacia el "sueño chino" de rejuvenecimiento nacional, que busca revitalizar la civilización china y lograr un país próspero y fuerte, una nación vigorosa y un pueblo feliz.

El nuevo concepto de desarrollo impulsado por Xi Jinping representa un cambio estructural en el modelo económico de China, priorizando la sostenibilidad, la equidad y la innovación como ejes fundamentales. A medida que el país transita de una etapa de rápido crecimiento a una de desarrollo de alta calidad, se enfrenta al reto de equilibrar el progreso económico con la justicia social y la preservación ambiental. La apuesta por la prosperidad común y la reducción de desigualdades busca garantizar un desarrollo más inclusivo y estable a largo plazo. En un contexto global cada vez más incierto, la implementación efectiva de estas estrategias será clave para consolidar a China como un actor central en la reconfiguración del orden mundial.

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