La simulación clínica es una técnica que permite sustituir o ampliar escenarios reales de la práctica profesional a través de experiencias guiadas e inmersivas. Estas experiencias replican aspectos sustanciales del mundo real de la salud, de una forma interactiva, segura y supervisada, sin riesgos de errores humanos que puedan afectar a pacientes reales.

Se utilizan diversas modalidades de simulación, que incluyen:

• Simuladores de uso específico y de baja tecnología: Modelos que replican partes del organismo para el desarrollo de habilidades psicomotoras básicas.
• Dramatizaciones simuladas o estandarizadas: Actores entrenados para la instrucción y evaluación de habilidades de comunicación y trato con el paciente.
• Simuladores virtuales: Programas computacionales que permiten la interacción con el estudiante a través de una pantalla.
• Simuladores de alta fidelidad: Equipos visual, auditiva y táctilmente avanzados que logran una representación tridimensional de un espacio anatómico.
• Simuladores de paciente completo: Maniquíes de tamaño real, manejados computacionalmente, que simulan aspectos anatómicos y fisiológicos, permitiendo el desarrollo de competencias en situaciones clínicas complejas y trabajo en equipo.

Niveles de Fidelidad

El concepto de fidelidad se refiere al grado de realismo de las experiencias y modelos utilizados, dividiéndose en tres niveles:

  1. Baja Fidelidad: Entrenamiento para tareas parciales.
  2. Mediana Fidelidad: Combina el uso de una parte anatómica con programas de baja complejidad, incluyendo juegos de roles y pacientes simulados.
  3. Alta Fidelidad: Simuladores de paciente completo o de tamaño real, que ofrecen el mayor grado de realismo en los escenarios propuestos.